sábado, 20 de septiembre de 2014

El nombre que nunca fue solo nombre.



(Noviembre, 2012).


Vas y vienes, falto de ruidos, cuidas tus pasos y muerdes tu lengua.
Eres señor de lo sin ruido y quemas todo con destreza.
Entras y sales en llamas frías,
Frías y verdes de mí pecho.
Siempre igual.


Como siempre y como nunca, llevas ceros en tus sueños.
Andas y vagas por ahí, exiliado- muerto- lejos.
Maestro en solitarios juegos,
Sabes mucho de demonios,
Demasiado de fantasmas.


Vagas-sientes-escribes-rayas, siempre mudo en tus colores.
Un artista en cicatrices. 
Discípulo de Arcanos horrendos.


Yo te dejo pasar siempre, porque erí’ bueno pa’ los fríos.
Pasai un rato, te sentai, 
traí vino y cigarritos.

Lloras todos los abismos de la noche,
En una sola mirada de piedra vieja.

Tomai tu y me curo yo,
Y casi casi ya no siento...
Mis cristales que no están,
mis vacíos que gobiernan.
Nada bueno. Nada Malo.


N o  s i e n t o   N a d a   e n   N i n g ú n   T i e m p o.


Y así me muevo por las noches.
Así me escondo de los días.
Soy Sin Nada
Siempre a ratos.
Cargo ecos de otras vidas.




Tomás Sin Nada.

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