martes, 11 de julio de 2017

Vómito de frustraciones (no me pertenezco)


Ya no mas.
Porfa.
Ya me sé las palabras, me sé las lógicas.
Sé de responsabilidades y de posibilidades.
No me frena el saber.
El puto saber.

Me pesa esta distancia entre yo y el mundo.
Y las palabras ayudan poco,
ya traté, vivo tratando.
No me faltan fuerzas ni razones ni amor por el mundo
ni esperanzas.

Llevo la piel escarchada
y he perdido el sentido del tacto.
Me entumezco ,
Me congelo.

¿Que me aconsejas?
Tengo toda la fuerza
de todas las montañas
de todos los ríos
de toda la vida
¿Porqué no funciona?

Me he hecho
de todas las esperanzas.
He pisado todos los suelos.
He recorrido tanto.
¿Porqué no llego?

Me ahogo en la desesperación
en la frontera de mi propia piel.

Soy un mocoso
hace ya milenios.
¡Y ya! ¡Mucho! ¡Esta bueno ya!
Cansate de pedirme más.
Que quiero ser cada vez
Menos yo.

Ni diluido.
Ni concentrado.
Soy todas mis posibilidades.
Y sigo siendo imposible.

Tengo tanto miedo
de convertirme en lo que me rodea.
En hielo y piel muerta.
Me aterra.
Pero ya no tengo qué quemar.

Me queda un poquito de alma
Combustible, explosiva y brillante.
Quiero dártela y no quemarla.
Es poquita, y tiene forma
de pluma.
Es tuya hace tanto.

No es mía hace más aun.









lunes, 1 de mayo de 2017

Paradojicamente; Un atentado celeste.


El poeta que más admiro

decía que la vida era un viaje en paracaídas,

y no lo que uno pudiese pensar.


Creo que él vivía en tiempos gentiles.

Y creo que tenía razón, la vida si podía ser

un viaje en paracaídas. 


Quizás habían mas certezas.

Más promesas.

Más cobijo, 

seguridades

y fanfarronerías varias.


El músico que mas admiro hoy,

me habla de caer.

Sin paracaídas.

Sin certeza de un buen final.


Pero sin espanto.

Porque caer es volar si no se piensa en el final.

Vivir es caer, sin aparatejos. 

Nos afligimos pensando en el suelo,

pero nos maravillamos de cruzar el cielo.


No necesitamos ni paracdaidas ni Vicentes.

Porque el arte de mi generación es la caída libre y en picada.

En incerteza extasiante. 

En maravilla fugaz.

No le tememos al suelo.

El suelo nos teme a nosotros.

Y debería.

Porque cuando dejemos de caer.

Cuando la vida termine.

Hallarán eso que llaman suelo

inundado de cielo.

Paradojicamente;

Un atentado celeste.



(minuto 2:52 si no se aguanta el vertigo)











martes, 7 de marzo de 2017

VISTO



 "El mundo me insta a la inmundicia.

Vengo ya mareado de ser sin patria.


Entumecido de no tener lugar.


Asombro ¿Donde estás?


Un devoto de la maravilla implora piedad.


Y ofrece su vida".

✔✔