miércoles, 23 de septiembre de 2015

Algo pésimo que nadie debería leer.


ME ES MUY DIFÍCIL ESCRIBIR EL ENOJO.
LA PENA SE ESCRIBE SOLA.
LA ALEGRÍA SE CONDENSA DE TODOS LADOS.
LA MARAVILLA SE ESCRIBE A TRAVÉS DE UNO.

PERO QUE DIFÍCIL ES AZOTAR LAS PALABRAS.
LA IRA SIEMPRE PARECE RESISTIRSE A SER ALGO MAS
QUE BRUTALIDAD AMORFA.

Aquí va el intento:

Llevo conmigo una grieta.
Parte en mi entrecejo,
baja partiéndome el rostro y el cuello,
y llega hasta el centro de mi pecho.

Como si cierto viento acumulase fuerza,
como la presión bajo las placas,
como nube aguantando rayos, 
me desbordan las ganas de evidenciar toda trampa,
en estallidos sin misericordia.
De levantar las excusas y de ridiculizar el eufemismo a golpes de verdades.
Y por la chucha que no faltan verdades con las que pegarnos.
Fingir que creo que no fingen.
Creerme cuando miento respecto a la mentira.
Mentirme, creerme, fingir, parecerme.
¿Quien se fuma todo eso?

De mi no saben nada.
De ustedes, se muy poco.
Y eso por si solo, es inocente.
Pero si disfrazo a un perro de gato,
y lo echo a la calle por mi alergia.
Entonces soy mas que un cobarde.
Soy una maquina de crearme verdades cómodas,
a costas de "nomeimportaquien".

"NO ME INTERESA QUE HAYA DETRÁS DE LA ETIQUETA QUE TE PUSE, ES UNA ETIQUETA RIDÍCULA, ASÍ QUE SAL DE MI PUTA VISTA".

Ojalá vistieran la miseria de sus mentes y almas.
Son todos, mentiras con RUT y muy buena suerte.

ME ENFERMA.



Tomás.


PD:

PORQUE MI NOMBRE ES TOMÁS.
TOMÁS.
 TOMÁS. 
TOMÁS.

SI NECESITA UN BUFÓN, PÍNTENSE LA CARA Y RÍASE DE USTED MISMO,
QUE YO ME RÍO DE MI Y DE NADIE MAS.

PPD:

¿Ven que es difícil?
Vale mierda esta huea.



lunes, 14 de septiembre de 2015

Yo solo fui la ventana a un sendero.

Me gustaría decir mucho y de la manera mas clara. No habrá poesía ni estética. No habrá espacio para malos entendidos.
Pero lo primero es lo primero.
Tu deseo no tiene esperanzas. No hay en el presente modo ni intención de que esto cambie.
No hay nada a lo que apelar ni refutar, no abro una discusión respecto a los afectos sobrantes o faltantes en mi ni en ti.

Habiendo estipulado esto con rigor pétreo, y dejando en claro que nada de lo que escriba a continuación lo refuta ni lo ablanda de ninguna manera, hay ciertas cosas que me gustaría expresar.

Jamás fue una discusión, ni un debate, ni siquiera un choque de ideas. Jamás "tuve razón",..
Si se pudiese ilustrar nuestra diferencia lo haría en mi mente como la historia de dos errantes en pleno desierto: 
Ambos, muertos de sed luego de décadas de vagar sin ni siquiera la idea de cuan perdidos estaban.
El primero encontró un pantano de aguas turbias y estancadas, resquicio de un antiguo oceano. 
Sació su sed y se mantuvo fresco, pero las aguas saladas y turbias escondían ponzoña y muerte. El agua que este viajero bebía era en gran parte barro, sal y arcilla; lo envenenan y refrescan por igual. Su sed se sacia pero su piel se vuelve seca y quebradiza, sus labios se parten a cada sorbo. 
Poco a poco el pantano irá perdiendo su humedad y su fondo fangoso se secará y resquebrajará.
Por miedo a la nada, el primer viajero se queda aquí, acampa, y aprende a vivir desde el barro pantanoso que el mismo se vuelve.

El segundo encontró lejos de allí un pantano muy similar. Lo habitó de manera parecida por años. Aprendió a vivir desde sus fangos. Por supuesto, jamás a gusto, nadie vive a gusto desde lo pútrido.
Cuando sintió que el mismo se convertía en barro, en arcilla fétida, decidió partir. Decidió partir no cuando el pantano se volvió inhóspito, porque jamás fue un lugar acogedor. Partió cuando él mismo se volvió inhóspito, para el mismo, en medio del desierto.
No eligió cualquier día. Eligió sumergirse en una tormenta de arena. No abandonaba la seguridad de su refugio por la de un camino claro. Abandonaba la seguridad del todo. Se perdió, se hizo nada entre viento y la arena. Caminó en la esperanza de desaparecer, con un paso firme hacia la nada, que solo él podía percibir como un todo.
No hizo caso de señaléticas tentadoras o senderos seductores; luchó por sobre todo contra su cansancio, ahora presionado por la certeza de que detenerse en el camino era la muerte bajo el sol.

Así encontró un oasis de agua que circula cristalina, donde lo que cosecha prospera y desde donde estar es un agrado. Desde donde ser es un agrado.
El oasis también se secará, pero el ya ha cruzado horizontes.
Y esa es la única certeza que da el desierto. Encontrase-perderse-encontrarse. 

El primer viajero, no puede convencer al segundo. 
El segundo, no puede rescatar al primero.
El primero puede ser por siempre el primero, hasta su muerte.
El segundo jamás pudo ser el segundo, sin haber sido el primero, 
así mismo tampoco puede volver a serlo.

Espero que lo que te depare el desierto sea un oasis a tu medida. En ese sentido, espero con profunda compasión (nada pomposa o altiva, sino muy humilde) que tu camino prosiga tan duro como te sea necesario, y que caminando hacia la nada te encuentres con todo, sobre todo contigo. Te deseo profundamente el bien, con el cariño necesario, muy probablemente, no el esperado.

Yo camino hacia la nada.
Si eso nos cruza en algún buen paraje, jamás lo sabré.
Solo sé que camino y no me detengo en pantanos míos ni de nadie.

Sea esta la expresión de lo que puedo ofrecer.